jueves, 16 de abril de 2015

Conflicto: Evitarlo o Gestionarlo

Algunas veces al llegar a dirigir una plantilla "vieja", surgen ciertos contratiempos cuando es necesario renovarla o el mismo jugador siente que "vienes a sacarlo" cuando ya había encontrado su zona de desempeño.

"La tensión de los opuestos", es el centro de atención. La actividad como un Director Técnico consiste en un permanente enfrentamiento de los opuestos; ese enfrentamiento se produce a veces, en nuestro interior y debemos resolverlo nosotros mismos, en otras ocasiones se produce en el exterior, en contra de los intereses, deseos u opiniones de otra persona y entonces surge la elección de que hacer ¿evitarlo? o ¿gestionarlo?.

Debemos de ser capaces de encontrar formulas de acuerdo a la ocasión para solventarlos. Un conflicto es, por tanto, el enfrentamiento de los opuestos en cualquier ámbito de nuestra existencia y actividad; este enfrentamiento sera constante y provocara situaciones de crisis, que deberán de ser admitidas, reconocidas, analizadas y resueltas para poder optar a la mejora de nuestras condiciones que presenta en ese instante el equipo.


Luego entonces lo mejor es gestionarlo, no hay que cerrar los ojos a las diferencias, al contrario debemos de prestar atención a los intereses comunes y a los medios con lo que conseguiremos resolver dichas diferencias. Y sino se pueden acabar las diferencias, al menos ayudar que la diversidad sea productiva para el ámbito y para el equipo.

Como podemos ver hacernos "el perdidizo" evitando el conflicto es solo mejorar la táctica del avestruz, una descabellada expresión de incompetencia en la dirección de un equipo.

Se suele decir que el tiempo cura muchas heridas, sin embargo muchas veces, esas heridas quedan abiertas como consecuencia de conflictos mal gestionados, mal comprendidos o mal cerrados. Si echamos un vistazo a la historia podemos ver como algunos conflictos han sido capaces de mantener el odio muchas generaciones después de haberse iniciado.

Un conflicto debe de gestionarse, enfrentarlo con sinceridad y humildad, la prepotencia sobra para estos casos, hay que saber cuando "retroceder" medir las circunstancias, recuperar la comunicación y lanzar un desafió para que en caso de que se equivoque uno en el planteamiento inicial, pueda existir la reflexión necesaria que de la idea necesaria a vencer la inercia y la pasividad que detiene el avance.

Sin conflicto no hay progreso, ni transformación, el conflicto nos impulsa a pensar, idear y resolver y es necesario gestionarlo, se cree que evadiendolo alejamos las consecuencias mas o menos fatales al fin que las organizaciones, empresariales, deportivas o religiosas, casi siempre les acaba gustando que las personas que las integran simulen no estar en conflicto.