sábado, 3 de agosto de 2013

La innovación basada en dar más de lo esperado

Un reto fundamental para los desarrolladores de innovaciones en las empresas, consiste en buscar satisfacer las necesidades de sus clientes, incorporando modelos, productos o servicios nuevos o mejorados, jamas copiados.

Sin embargo hoy en día bajo una competencia globalizada, en la cual nuestros clientes pueden acceder a los últimos desarrollos tecnológicos, no es suficiente con satisfacer dicha necesidad, hoy más que nunca debemos manejar un concepto muy importante y es “brindar más de lo esperado”; entender este concepto no solo implica investigar sobre las necesidades sentidas de nuestros clientes, sino también poner al limite la creatividad de los equipos de trabajo asignados al proyecto, de manera que al entregarle a nuestro cliente el producto o servicio, este tenga mayores prestaciones a las inicialmente solicitadas o pactadas.



El concepto de dar más de lo esperado, para muchos implicará un mayor valor en los costos de desarrollo del producto o servicio, asociados a horas de dedicación de desarrollo por parte del equipo humano, a los insumos o materiales requeridos, a las pruebas que se deben desarrollar, etc., pero de igual manera la inversión realizada ayudara a garantizar el éxito en el mercado y la permanencia de la empresa en el mismo, retribuyendo con creces la inversión inicial.

Lo anterior se sustenta en el hecho de que al generar una alta satisfacción en los clientes, esto traerá una mayor fidelidad y recompra hacia futuro. Solo las compañías que ofrecen productos o servicios superlativos generan fidelidad y recordación en los clientes.

Un aspecto fundamental para brindar un producto o servicio innovador bajo el concepto de dar más de lo esperado, consiste en generar una cultura al interior de las organizaciones de manera que esta se convierta en una norma para cualquier proyecto o tarea asignada.

sábado, 22 de junio de 2013

El "No puedo" frente a "No quiero"

Una vez que hemos experimentado esta progresión de la escala de las emociones en cualquier área particular, empezamos a darnos cuenta ahora de qué se puede hacer en otras áreas que han sido limitadas en nuestras vidas. Detrás de todos los "No puedo" hay simplemente "No quiero". Los "No quiero" significan "Tengo miedo a" o "Me da vergüenza" o "Tengo demasiado orgullo para intentarlo, por temor a que podría fallar."

Detrás de todo ello hay ira hacia nosotros mismos y las circunstancias generadas por el orgullo. Reconocer y dejar ir estos sentimientos nos lleva al coraje y, desde ahí, finalmente, a la aceptación y la tranquilidad interior, al menos en lo que se refiere al área que ha sido superada.

La apatía y la depresión son los precios que pagamos por habernos conformado con y haber creído en nuestra pequeñez. Es lo que pasa por haber jugado a ser víctimas y permitimos ser programados. Es el precio que tenemos que pagar por haber confiado en la negatividad. Es lo que resulta de resistir la parte de nosotros mismos que es cariñosa, valiente, y grandiosa. Es el resultado de dejarnos ser invalidados por nosotros mismos o por los demás; es la consecuencia de mantenernos nosotros mismos en un contexto negativo. En realidad, es sólo una definición de nosotros mismos lo que, sin saberlo, permite que esto ocurra. La salida es volverse más consciente.


¿Qué significa, "volverse más consciente"? Para empezar, volverse más conscientes significa empezar a buscar la verdad por nosotros mismos, en lugar de permitir ciegamente que seamos programados, ya sea desde fuera o por una voz interior de nuestra mente, que busca menguarnos e invalidarnos, centrándose en todo lo que está debilitado e indefenso. Para salir de ello, tenemos que aceptar la responsabilidad de que hemos aceptado la negatividad y hemos estado dispuestos a creerla. La forma de salir de esto, entonces, es comenzar a cuestionarlo todo.

Hay muchos modelos mentales. Uno de los más reciente ha sido el del ordenador. Podemos ver los conceptos mentales, pensamientos y sistemas de creencias como programas. Debido a que son programas, pueden ser cuestionados, cancelados, e invertidos; los programas positivos pueden reemplazar a los negativos si así lo elegimos. El aspecto más pequeño de nosotros mismos está muy dispuesto a aceptar la programación negativa.

Si nos fijamos en el origen de nuestros pensamientos, comenzamos a identificar sus orígenes, y poner fin a la vanidad de etiquetarlos como "míos" (y por lo tanto sacrosantos), nos damos cuenta de que los pensamientos pueden ser visto objetivamente. Vemos que sus orígenes estuvieron a menudo en la educación de la primera infancia de los padres, familiares y maestros, así como en la poca información que recopilamos de los compañeros de juego, los periódicos, las películas, la televisión, la radio, la iglesia, las novelas, y los inputs automáticos de nuestros sentidos . Todo esto continuó sin darnos cuenta, sin haberse ejercido ninguna elección consciente. No sólo eso, sino que por nuestra inconsciencia, ignorancia, inocencia e ingenuidad, además de la propia naturaleza de la mente en si terminamos con una combinación de toda la basura negativa predominante en el mundo.

Además, llegamos a la conclusión que se aplicaba a nosotros personalmente. A medida que nos volvemos más conscientes, comenzamos a darnos cuenta de que tenemos elección. Podemos dejar de darle autoridad a todos los pensamientos de la mente, y empezar a cuestionarlos, y averiguar entonces si realmente hay algo de verdad en ellos por nosotros mismos.

El estado emocional de la apatía se asocia a la creencia: "No puedo." A la mente no le gusta oírlo, pero en realidad la mayoría de los "No puedo" son "No quiero". La razón por la que la mente no quiere oír esto se debe a que los "no puedo" encubren otros sentimientos. Estos sentimientos pueden ser llevados a la consciencia al plantearnos la hipotética pregunta, "¿Es verdad que no quiero y no que no puedo? Si acepto que “no quiero", ¿qué situaciones serán provocadas y cómo me sentiré acerca de ellas?".

A modo de ejemplo, digamos que tenemos un sistema de creencias que no nos permite bailar. Nos decimos a nosotros mismos: "Tal vez, esto encubre algo. Tal vez la verdad es que no quiero y no lo haré." La forma en que podemos descubrir cuáles son nuestros sentimientos es imaginarnos en el proceso de aprender a bailar.

Al hacer eso, todos los sentimientos asociados ahora empiezan a surgir: vergüenza, orgullo, torpeza, el enorme esfuerzo de aprender una nueva habilidad, y la reluctancia del tiempo y la energía involucrada. Al reemplazar los "no puedo" por los "no quiero", descubrimos todos estos sentimientos, que pueden ser entonces entregados. Vemos que aprender a bailar significa estar dispuestos a dejar el orgullo. Nos fijamos en el coste y nos preguntarnos: "¿Estoy dispuesto a seguir pagando este precio? ¿Estaría dispuesto a dejar el miedo por no tener éxito? ¿Estaría dispuesto dejar de resistir el esfuerzo requerido? ¿Estaría dispuesto a dejar la vanidad de manera que pudiera permitirme ser torpe como un aprendiz? ¿Puedo dejar mi mezquindad y pequeñez y estar dispuesto a pagar las lecciones y darme tiempo?" A medida que todos los sentimientos asociados son entregados, se vuelve muy claro que la verdadera razón es la falta de voluntad, y no la incapacidad.

Debemos recordar que somos libres para reconocer y entregar nuestros sentimientos, y somos libres de no entregarlos. Cuando examinamos nuestros "No puedo" y encontramos que son en realidad "No quiero", eso no quiere decir que tengamos que dejar los sentimientos negativos que derivan en el "No quiero". Somos perfectamente libre de negarnos a dejarlos. Somos libres de aferrarnos a la negatividad tanto como queramos. No hay ninguna ley que diga que tengamos que renunciar a ello. Somos agentes libres. Sin embargo, se crea una gran diferencia en nuestro auto-concepto al darnos cuenta de que "no quiero hacer algo" es un sentimiento bastante diferente al de pensar que "yo soy una víctima y no puedo." Por ejemplo, podemos elegir odiar a alguien si queremos. Podemos elegir culparlo.

Podemos elegir culpar a las circunstancias. Pero al ser más consciente y darnos cuenta de que estamos eligiendo libremente, esta actitud nos sitúa en un estado de conciencia más elevado y, por tanto, más próximo a un mayor poder y dominio que el de ser la víctima indefensa de un sentimiento.

lunes, 18 de marzo de 2013

Tu verdadero valor.....


"Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto.¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?”

El maestro, sin mirarlo, le dijo:
-Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después…- y haciendo una pausa agregó: Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.

-E…eeencantado, maestro -titubeó el joven pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
-Bien- asintió el maestro.

Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho, agregó- toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro.
Vete ya y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.

El joven tomó el anillo y partió.
Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo.

Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta.

Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más de cien personas- y abatido por su fracaso, monto su caballo y regresó.

Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda.

Entró en la habitación.
-Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

-Qué importante lo que dijiste, joven amigo -contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él, para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él. Pero no importa lo que te ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

El joven volvió a cabalgar.
El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:
-Di le al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.

-¡¿58 monedas?!-exclamó el joven.

-Sí -replicó el joyero- Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé… si la venta es urgente…

El Joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.

-Siéntate -dijo el maestro después de escucharle que 58 monedas daban por el anillo cuando el solo le había pedido conseguir una-.

Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto.

¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?

Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.

jueves, 14 de febrero de 2013

¿Cuantas necedades haz cometido?.. Combatelas!!


Cada día de forma consciente o inconsciente cometemos un error, una tontería, una necedad que raya estrechamente con la actividad que ejecutamos o afectando los diferentes roles que desarrollamos en la sociedad donde convivimos.

Ciertamente, tener un control de ellos nos permitiría tener un mejor crecimiento y francamente "atacarlos" y poderlos superar en algún momento definido; pero para hacerles frente hay que conocerlos, identificarlos y así poderlos resolver con la dedicación debida.  

Para esto podemos utilizar el método Benjamín Franklin, que consiste un archivo privado o carpeta con el rubro las tonterías que he cometido, en él podremos anotar constancias escritas de todas aquellas "tonterías" de que seamos responsables y que afectaron el curso de una actividad o la resolución de un acto, por muy simple o por muy estúpidas que parezcan deberían de incluirse todas. Obviamente no será un archivo decoroso y tendrás que ser rebosante y completamente honrado contigo mismo.



Para usar este método, no se trata de ser una figura o una persona de gran instrucción educativa, simplemente se trata de que te retires en soledad por un rato por las noches, anotes tus compromisos para el día siguiente y para la noche siguiente retomes los compromisos anteriores, examinándote y juzgándote que hiciste y que dejaste de hacer, checando  ¿Qué equivocaciones he cometido? ¿Qué necedad cometí para que no saliera así? ¿Qué tontería repito? ¿Qué cosas hice bien y hasta qué punto puedo mejorar mi actuación? ¿Qué lección puedo aprender de esta experiencia? Si se te hace pesado hacerlo diario puedes hacerlo semanalmente, quizás quedes aturdido ante tus garrafadas, o desdichado por los resultados. Pero recuerda que este sistema de analizarte no es para el ego, sino es para ver tus fortalezas y debilidades, es para recoger tus graves defectos y comprendas que si no eliminas esas desventajas, no llegaras muy lejos.

Una vez que tengas el listado de lo repetitivo, batalla con cada una de ellas de manera programada, proponte metas y lleva una bitácora de tus avances esto te ayudara a resolver problemas más adelante, tanto de administración personal, organización general y toma de decisiones. Recuerda que tus problemas jamás se deben a los demás, esto necesariamente lo aprenderás a través de los años, pues con el tiempo descubrirás que tú y solo tú eres el único responsable de tus contratiempos y de lo que decides para resolverlos.

Y si te preguntas que si logras algo practicándolo, solo falta que investigues que método usaba Benjamín Franklin (Fundador de los Estados Unidos de América) H.P. Howell (Presidente del Commercial National Bank & Trust Company), Abraham Lincoln y Theodore Roosevelt (Presidentes de los Estados Unidos de América) entre otros. Ellos lograron crecer personalmente y destacar en sus actividades gracias a que tomaban sus malos hábitos en un listado y los combatían uno a uno hasta dar por sentado que mejoraban en relación a ellos.

En lugar de esperar a que otros lo critiquen, adelántese a ello y hágalo usted mismo, porque si lo hace otra persona ¿Qué haría usted? ¿Acaso no se enfadaría? ¿Esto no lo pondría a la defensiva en vez de entrar en razón? ¿Entonces porque lo busca? ¿Entonces por qué no lo hace usted? En consecuencia conviértase en su propio crítico, ponga en tela de juicio sus actos, sus razonamientos, su desarrollo.

Es hora de que se vigile y póngase inmediatamente a corregirlos y deje de creer que no se equivoca; Einstein admite que se equivocaba el 99% de las veces, si usted admite que se equivoca el 89%, estará más que agradecido por tener la oportunidad de poder sacar provecho de una situación al desglosarla, criticarse y acumular hábitos repetitivos que pueden ser mejorados.

Lleve un registro de las tonterías que ha hecho y critíquese de manera imparcial, útil y constructiva.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Los gerentes poco efectivos y su repercusión en el clima laboral



En el mundo de la calidad con mucha frecuencia se hace referencia a la sentencia: “Para cambiar la calidad de las cosas que hacen las personas, es preciso cambiar la calidad de las personas que hacen las cosas”. Realidad que es preciso revisar cada cierto tiempo, más aún si se relaciona con la rentabilidad en las empresas.

En 1995 se publicó un interesante libro titulado “Lo que cuestan los malos jefes” (Grijalbo) en el que no se refería precisamente al costo económico de la mala calidad gerencial respecto del trabajo, producto, uso de herramientas, malos procesos, mermas, etc., sino en lo referente al impacto indirecto que tiene la personalidad y el estilo de liderazgo de los gerentes sobre la productividad, costos, rentas y en general en la competitividad de la empresa.

Si bien es cierto que este aspecto es una realidad no desconocida, es también cierto que poco se hace por cuantificar efectivamente esta variable a pesar que existen múltiples estudios que correlacionan fuerte y positivamente la satisfacción en el trabajo con la productividad del colaborador y esta con las rentas finales.

Por ello es importante que los empresarios nunca dejen de preguntarse por el costo real que genera un gerente que no es bien visto por sus colaboradores, o cuan responsable de los resultados es un gerente indiferente a las mínimas expectativas de sus trabajadores, o uno chismoso, hostigador, agresivo, crítico, que no imprime entusiasmo ycompromiso, que no se comunica con propiedad, que maltrata o que no genera la suficiente confianza.

No niego que puedan existir gerentes con estas características y aparentemente exitosos en el logro de los objetivos económicos, pero la pregunta del millón es ¿cuánto más se hubiera logrado de contar con el respaldo, identificación, involucramiento y compromiso de sus colaboradores?

Muchos analistas atribuyen a las escuelas de negocios la crisis global, por su radical orientación a formar gerentes con una visión cortoplacista y mucha preocupación por los números en desmedro de otros factores; debería añadirse a ello el desdén por una formación orientada a tener en cuenta indicadores de gestión que crucen rentabilidady liderazgo.
En nuestro país no existen estadísticas sobre este tema pero en los Estados Unidos de Norteamérica se reporta que uno de cada dos trabajadores tiene un jefe abusivo y uno de cada cinco o seis se sienten constantemente abusados emocionalmente en el trabajo.

Esto definitivamente tiene efectos devastadores en el corto y largo plazo, pues se conoce que aproximadamente el 80% del clima laboral es derivado de la personalidad y el estilo de liderazgo del jefe. Son tiempos también de preguntarnos más seriamente sobre la relación existente entre la rotación, la fuga de talentos, el ausentismo, el índice de enfermedades psicosomáticas, la falta de compromiso, desaliento, rumores, etc. en nuestros negocios, con la manera de dirigir de los jefes directos.

Ahora, imaginémonos, si esto pasa con cierta frecuencia en la empresa privada, cual es el costo que estaría provocando al Estado la ingente cantidad de malos gerentes en este ámbito? Si fuera posible determinarlo (cosa que debería hacerse), tenga usted la seguridad que le pondría los pelos de punta a cualquier Ministro de Economía por el tremendo forado al presupuesto nacional que ello significa.

Ante ello, es generalizada la convicción cualitativa y cuantitativa que las empresas preocupadas por ser buenos lugares para trabajar atraen talento, inversiones, reputación, clientes y, como por un tubo, rentas. Sin embargo siempre podemos encontrar gerentes para los cuales resulta difícil ver a su colaborador como persona.

Son tiempos de dejar de lado la estereotipada y perjudicial idea de “no importa lo que haga el gerente, lo que interesa es que genere rentabilidad” o la autosugestión de la eficacia económica a cualquier costo, pues este costo no solo puede representar un infierno para su capital social sino también puede devorar la reputación de la organización en el mediano plazo.

Por todo esto, creo que resulta más apropiado referirnos a gerentes malos por sus frutos y no a malos gerentes.

domingo, 28 de octubre de 2012

Para aprender las lecciones importantes de la vida, 


                       uno debe superar el miedo todos los días.

sábado, 27 de octubre de 2012

12 pasos para simplificar tu vida


Del libro "El codigo de sanación emocional" de Wayne Dyer

1.  Ordena tu vida, sentirás una gran oleada de inspiración cuando te deshagas de cosas que ya no son útiles en tu vida:

  • Regala las cosas que llevas uno o dos años sin utilizar.
  • Regala esos archivadores viejos que ocupan espacio y que casi nunca utilizas.
  • Dona juguetes, herramientas, libros, bicicletas y platos que no utilices a instituciones de caridad.
  • Elimina todo aquello que te despierte el deseo de adquirir objetos que contribuyan a una vida desordenada. Recuerda lo que dijo Sócrates: "Está más cerca de Dios quien necesita menos". Así que mientras menos posesiones necesites asegurar, cuidar, desempolvar, organizar y mover, más próximo estarás a escuchar el llamado de la inspiración.

2.  Elimina de tu agenda las actividades y obligaciones innecesarias e indeseables.
Si no estás preparado para el Espíritu, lo más probable es que no sientas el resplandor de la inspiración. Dios estará a tu lado, te enviará la orientación, y las personas, que necesitas; pero si estás completamente ocupado, te perderás de estos regalos que pueden transformar tu vida. Así que dile no a las exigencias excesivas, y no te sientas culpable de inyectar una dosis de tiempo libre a tu rutina diaria.

3.  Asegúrate de que tu tiempo libre sea libre
Ten cuidado con esas invitaciones que pueden mantenerte en la cúspide de la pirámide social, pero que te impiden el acceso a una inspiración gozosa. Si los cócteles, las reuniones sociales, los eventos para recaudar fondos, e incluso charlar y beber con los amigos no es la forma en que realmente quieres pasar tu tiempo libre, no lo hagas. Rechaza las invitaciones que no activen sensaciones de inspiración.
Creo que pasar una tarde leyendo o escribiendo cartas, viendo una película con un ser querido, cenar con mis hijos o hacer ejercicio, es más inspirador que asistir a un evento en el que suelen abundar las conversaciones inútiles. He aprendido a rechazar esos eventos sin tener que disculparme, y eso me ha permitido tener más momentos de inspiración.

4.  Saca tiempo para la meditación y el yoga

Saca por lo menos 20 minutos diarios, siéntate en silencio y establece un contacto consciente con Dios. Escribí un libro sobre este tema, “Cayendo al abismo”, así que no me extenderé más. Sin embargo, diré que he recibido miles de mensajes de personas de todo el mundo en los que me expresaron su agradecimiento por haber aprendido a simplificar su vida cuando comenzaron a meditar. Te invito a que busques un centro de yoga cerca de tu casa y comiences a practicar con regularidad. Las recompensas son maravillosas: te sentirás menos estresado y más saludable e inspirado por todo lo que podrás hacer con y por tu cuerpo en muy poco tiempo.

5.  Regresa a la sencillez de la naturaleza
No hay nada que sea más inspirador que la naturaleza. La fantasía de regresar a una vida menos tumultuosa casi siempre implica vivir en el esplendor de las montañas, los bosques o de un valle, en una isla, cerca al mar, o al lado de un lago. Estos deseos son universales, pues la naturaleza ha sido creada por la misma Fuente que nos creó a nosotros. Estamos constituidos por las mismas sustancias químicas de la naturaleza (somos polvo estelar, ¿recuerdas?).
Tu deseo de simplificar y de sentirte inspirado es impulsado por el deseo de ser tu "yo" natural, es decir, la naturaleza de tu yo. Así que camina o acampa en el bosque; nada en un río, lago o en el mar; siéntate frente a una fogata, monta a caballo, o esquía en la nieve. Esto no significa que tengas que darte unas vacaciones largas ni planearlas con meses de anterioridad: no importa dónde vivas, a pocas horas siempre habrá un parque, campamento o sendero que te permitirá disfrutar de la sensación de estar conectado con todo el Universo.

6.  Marca distancia entre tú y tus críticos
Decide alinearte con personas que también quieran encontrar una inspiración simplificada. Dales una bendición silenciosa a quienes andan buscando defectos o son amigos de las confrontaciones, y apártate de su energía tan rápido como sea posible. Simplificarás tu vida enormemente si no tienes que justificarte ante nadie, y si recibes apoyo en vez de críticas. No tienes por qué soportar las críticas; simplemente agradece con amabilidad y promete pensar en lo que te digan, pues representa un conflicto que no te permitirá sentirte inspirado. No necesitas justificar tus deseos ni tu personalidad, pues esas sensaciones internas son el Espíritu que te habla: son pensamientos sagrados, así que no permitas que nadie los destruya.

7.  Saca un tiempo para tu salud
Recuerda que el mayor problema de salud en nuestra sociedad parece ser la obesidad. ¿Cómo puedes sentirte inspirado y vivir con sencillez si consumes cantidades excesivas de alimentos y no haces el ejercicio que tu cuerpo te pide? Recuerda que tu cuerpo es el templo sagrado donde vives durante esta vida, así que saca un poco de tiempo cada día y haz ejercicio. Si sólo puedes darle una vuelta a la manzana, simplemente hazlo. De igual manera, incorpora a tu consciencia las palabras control de porciones: ¡tu estómago tiene el tamaño de un puño, no de una pala! Respeta tu templo sagrado y simplifica tu vida haciendo ejercicio y comiendo con moderación; ¡te prometo que te sentirás inspirado si comienzas a hacerlo ya!

8.   ¡Juega, juega, juega!
Simplificarás tu vida y te sentirás inspirado si aprendes a jugar en vez de trabajar toda tu vida. Me encanta estar rodeado de niños porque me inspiran con sus risas y su frivolidad. De hecho, muchos adultos me han dicho: "Wayne, no has madurado: siempre estás jugando". ¡Esto es algo que me enorgullece profundamente! Juego cuando hablo en el escenario, y juego mientras escribo ahora.

Quiero aprovechar para darle las gracias a Howard Papush, quien escribió un maravilloso libro titulado “Tiempo de receso: sorteando tu vida en medio de las tensiones”, el cual te recomiendo (Howard también ofrece seminarios en los que enseña a jugar y a divertirse). En su libro, Howard comparte esta hermosa frase de Richard Bach: "Tu vida está orientada por un aprendiz interior, por ese ser espiritual y juguetón que es tu verdadero yo". Estoy totalmente de acuerdo: ¡por favor, entra de nuevo en contacto con tu yo real y juguetón, y aprovecha la menor oportunidad para jugar! Verás que todo será más dulce y más simple.



9.   Disminuye el ritmo
Una de las observaciones más iluminadoras de Gandhi nos recuerda que, "La vida es algo más que aumentar el ritmo". Este es un gran consejo para simplificar tu vida; de hecho, disminuye el ritmo de todas tus actividades durante un momento, aquí y ahora. Lee estas palabras lentamente. Desacelera tu respiración para que seas consciente de cada inhalación y exhalación...

Cuando vayas en tu auto, disminuye la velocidad y relájate. Desacelera tu forma de hablar, tus pensamientos y el ritmo frenético de todo lo que haces. Dedica más tiempo a escuchar a los demás; sé consciente de tu inclinación a interrumpir y a dar por terminadas las conversaciones, y opta más bien por escuchar. Detente y aprecia las estrellas en una noche despejada, o las formas de las nubes en un día gris. Siéntate en un centro comercial y observa cómo todas las personas parecen ir deprisa y sin rumbo alguno.
Si disminuyes el ritmo, simplificarás tu vida y te reunirás con el ritmo perfecto con el que funciona la creación. Imagina que tratas de forzar a la naturaleza halando una planta de tomate que acaba de brotar: eres tan natural como esa planta, así que permítete estar en paz con la perfección del plan de la naturaleza.

10.     Haz todo lo posible para evitar las deudas
Recuerda que estás intentando simplificar tu vida, así que no necesitas comprar objetos que la complicarán y la trastornarán. Si no puedes adquirirlos, olvídate de ellos hasta que puedas hacerlo; al contraer deudas, sólo agregas más capas de ansiedad a tu vida. Esa ansiedad te alejará de la paz, que es el lugar donde te encuentras cuando estás en Espíritu. Si tienes que trabajar más para pagar deudas, disfrutarás menos de tu vida actual; en consecuencia, estarás más lejos de la paz y la alegría, que son los símbolos de la inspiración. Te sentirás mucho mejor y disfrutarás tu vida si tienes menos en vez de contraer deudas que no te darán paz y tranquilidad, sino estrés y ansiedad. Y recuerda: el dinero que posees sólo es energía, así que niégate a conectarte con un sistema energético que no es real.

11.     Olvídate del valor efectivo
Procuro no pensar frecuentemente en el dinero, pues he observado que las personas que lo hacen no piensan en casi nada más. Entonces, haz lo que tu corazón te diga qué es lo que te hace feliz, en vez de pensar si será rentable o no. No te niegues a los placeres de la vida por razones monetarias; no determines tus compras por el hecho de obtener un descuento, y no te prives de sentir alegría porque no te hicieron una rebaja. Puedes llevar una vida feliz y satisfactoria, y si en este momento estás pensando que yo tengo el descaro de decirte esto porque tienes una situación financiera precaria, es porque tú mismo has levantado tu propia barrera de resistencia.

Deja de ponerle una etiqueta con precio a todo lo que tienes y haces: a fin de cuentas, en el mundo del Espíritu no hay etiquetas con precios. No hagas del dinero el centro de todo lo que tengas o hagas; más bien, descubre el valor inherente a todas las cosas: así simplificarás tu vida y regresarás al Espíritu. Un dólar no determina el valor, aunque vivas en un mundo que intenta convencerte de lo contrario.

12.     Acuérdate de tu Espíritu
Si la vida te parece muy compleja, rápida, desordenada, frenética, o difícil, acuérdate de tu propio Espíritu. Estás encaminado a la inspiración, un lugar sencillo y pacífico en donde estás en armonía con la sincronización perfecta de toda la creación. Viaja mentalmente allí y detente con frecuencia para recordar lo que realmente quieres.