viernes, 26 de octubre de 2012

Desarrollando la capacidad de escuchar. . . .


Para poder mantener y establecer buenas relaciones interpersonales con los demás, es fundamental y sumamente necesario desarrollar la capacidad de saber escuchar, ya que muchas relaciones se acaban o se ven deterioradas, ya que es común esconderse bajo sus circunstancias propias, pero verse interesado en las de otras personas y  cuando una de las partes percibe una falta de atención o interés en su interlocutor hacia lo que ella está expresando, se deteriora mas la relación  Recuerde que la gente le gusta que se interesen por ella y, por lo tanto, a todo el mundo le gusta también sentirse escuchado, ya que no podemos ayudar sinceramente a alguien si no escuchamos lo que esta persona nos dice.Solo estaremos fingiendo para sentirnos satisfechos con nosotros mismos y responsabilizar a la otra persona de la falta de comunicación que nosotros mismos ejercemos.

La conducta de escuchar es una combinación entre oír lo que la otra persona nos está diciendo al tiempo que nos implicamos psicológicamente con la persona que nos está hablando.Por tanto, se trata de escuchar con la mente y no sólo con los oídos, ya que no es lo mismo oír que escuchar. Esta distinción entre oír y escuchar puede hacerse más clara si en alguna ocasión estaba realizando alguna actividad mientras escuchaba música y de repente se ha dado cuenta de ha estado trabajando durante todo un CD, pero que sólo ha escuchado algunas partes del mismo.



En los intervalos entre los diferentes momentos en los que estaba sonando la música pero usted no fue consciente de ella,su sistema auditivo estaba oyendo dicho sonido, pero usted no lo estaba escuchando ya que no era consciente de él. Por lo tanto, un oyente activo es aquel que presta atención a la persona que habla y, para ello, es necesario el deseo de atenderla, mostrándolo sobre todo respeto y aceptación por aquello que nos está transmitiendo o nos está tratando de comunicar, por lo que la escucha activa y sincera es un elemento primordial para poder tener y disfrutar de unas relaciones personales satisfactorias,placenteras, enriquecedoras y agradables con los demás.

A lo largo de estos últimos años, afortunadamente para mí y para la gente que merodea, he aprendido a escuchar a los demás y me alegro enormemente de ello, ya que al tiempo que han mejorado mis relaciones con los demás, aprendo mucho escuchando a la gente, porque me he dado cuenta que todo el mundo tiene cosas interesantes que decir y transmitir. Pero antes de esto, se puede decir que mi capacidad de escucha era bastante nula y deficiente por no decir inexistente. Mientras alguien me estaba contando algo, yo me dedicaba a pensar en mis cosas, a divagar mentalmente y a distraerme de una forma tremendamente fácil y frecuente.

De hecho cometía la mayor parte de los errores que enumera Partir como barreras para una comunicación eficaz, entre las que caben destacar las siguientes conductas: criticar y etiquetar, favorecer la distracción, soñar despierto, confianza excesiva, predicar o moralizar, interrumpir, dar consejos, intentar arreglar los problemas de nuestro interlocutor, escuchar solamente el contenido pero no prestar atención a los sentimientos y las emociones que nos está transmitiendo, no atender al lenguaje no verbal (los gestos, la postura, la mirada, la sonrisa), terminar la frase de la otra persona, prejuzgar a la persona que habla, saltar a las conclusiones, hablar pero no escuchar, interpretar y diagnosticar (“a ti lo que te pasa es que…”).Cuando la gente nos cuenta sus problemas, simplemente quiere que la escuchemos,que la entendamos, que le demos nuestro apoyo y nuestro cariño, pero no quieren que les solucionemos sus problemas y que les demos consejos sin parar.

La gente cuenta sus problemas para saber que hay alguien ahí que les escucha, les entiende y que comprende sus sentimientos. Por eso, es de vital importancia si queremos mejorar nuestras relaciones sociales con los demás, el aprender a escuchar sin interrumpir, sin juzgar y sin ofrecer soluciones a los problemas que nuestro interlocutor nos plantea.Escuche, comprenda y muestre afecto a la persona que está compartiendo sus sentimientos con usted. No critique, no aconseje, simplemente escuche y ofrezca su apoyo, su cariño y su comprensión. No trate de cambiar los sentimientos de la otra persona, no los invalide ni los juzgue. Muéstrese comprensivo y receptivo, para fraseelo que su interlocutor le está diciendo para que éste vea que entiende sus sentimientos y que se está poniendo en su lugar. Y sobre todo, no descalifique las opiniones de los demás y mucho menos sus sentimientos.

De hecho éste era el principal error que se comete, es el de invalidar los sentimientos de los demás,diciendo cosas como “tampoco es para tanto”, “no tienes razones para sentirte así”, “le estás dando más importancia de lo que tiene”, etc. Así que, por su propio bien y por ende la gente que se relaciona con usted, no cometa este mismo error, no sermonee, no adoctrine, no ofrezca soluciones sin parar y sobre todo no invalide, minimice o critique los sentimientos que la otra persona le está transmitiendo.. . . 

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